Y reviento
Nadie es infinito en su paciencia, su humor o su fortaleza. Todos tenemos un punto en el que las rodillas se doblan y el peso de tu aliento te derrota. Ha llegado mi turno. Este blog reza “Si no lo escribo, reviento”, y por ahora me voy a dar por reventado. No porque no tenga nada que contar, que lo tengo, sino porque no tengo ganas. Estoy cansado hacer cosas gratis, es demasiado caro.
Tres años buscando trabajo son demasiados, salvo una espeluznante experiencia laboral de seis meses. Ups, quizás no debería decir estas cosas no sea que las empresas lo lean, literalmente me la suda. No importa lo que tú valgas, ni lo que los demás digan que vales, lo único que cuenta al final de mes es lo que paguen por ti, independientemente de si vales, si no vales, si eres un patán o un genio. Da igual el esfuerzo, no importa la experiencia, no importa nada.
El tiempo dirá si este alejamiento de blogs y redes sociales es temporal o definitivo. Hubo buenos momentos, gracias a todos.
Y ahora silencio, calma, relax, tumbarme en la playa, al sol, mecido por el rumor de las olas y la brisa marina. Tumbarme a soñar que no soy.
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