Los blogs han muerto
Los blogs se mueren o quizás ¿murieron hace ya un tiempo y yo no me he enterado?
Creo que me sucede como al difunto que es el último en enterarse de que ahora levita en lugar de caminar por el mundo de los vivos.
Me he dado cuenta de que muchos de los blogs que sigo, con cierta regularidad, van espaciando sus publicaciones. Ya no postean a diario, ni semanalmente. Algunos dejan pasar meses entre entrada y entrada y otros sólo incrementan el contador de días desde la última actualización, 100, 200, 500, hasta que al final con dolor, los elimino de mi lista de blogs interesantes.
Puede que efectivamente se hayan muerto. De hecho los únicos blogs que se supone que progresan son los que no son blogs. Me refiero a los blogs corporativos o a blogs que sólo están preocupados del SEO (de que Google les ame y les ponga por delante de otros), del branding, del marketing, del Comunity Manager y de mil moñeces que no tienen nada que ver con los blogs personales que in illo tempore, cual jurásicos dinosaurios, dominaron la blogosfera.
Las disputas entre blogueros se han transformado en intercambios de twitts, los comentarios son meros “me gusta” en facebook y el postureo blogueril se ha ido a pasear por Instagram. Textos de más de 150 palabras asustan. Hacer pensar duele.
Al mismo tiempo ya no encuentro nuevos blogs, frescos, de gente que quiere decir algo independientemente de la audiencia y del dinero, que sólo quieran expresarse con pasión y sacar a pasear los demonios que les devoran las entrañas. Eso va a ser que me he quedado al otro lado, en el lado de los difuntos y tengo cierta incapacidad para comunicarme con el mundo de los youtubers. Me he dado cuenta de que no me ven. Paso a través de ellos sin sentir nada, pero se asustan cuando en mitad de la noche confunden mis reflexiones con lamentos del averno.
Por mi parte continuare posteando con la frecuencia me permita el rigor mortis bloguero que me abraza las manos. Y que lo disfruten los ectoplasmas de internet.
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